El homicidio de un pastor evangélico un hecho que ha estremecido a la comunidad de Galapaguito, en el estado Portuguesa, la reciente detención de José Alberto Canelones Díaz, un joven de 19 años, pone un rostro a la violencia que ha afectado a la región. Este arresto por parte de los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) se produce tras el escalofriante descubrimiento del cadáver de Ramón Ygnacio Silva Bolívar, un respetado pastor evangélico de 51 años. Su cuerpo fue hallado el pasado 12 de mayo a orillas del río Guanare, en un desarrollo que pone de relieve la necesidad alarmante de abordar el crimen en la zona.

Según informes oficiales, el dramático incidente comenzó cuando Ramón regresaba a su hogar después de una jornada ordinaria. Al ingresar, se encontró de frente con José Alberto Canelones y el hijo de su vecina, Kleyber Bolívar Álvarez, quien aún se encuentra en paradero desconocido. Sorprendidos en plena acción de hurto, los jóvenes no dudaron en someter al pastor. Utilizando un mecate, lo ataron de manos antes de trasladarlo a la orilla del río, donde lamentablemente, el desenlace fue fatal. Los delincuentes asfixiaron a Silva con una franela, acabando así con su vida en un acto de violencia inexplicable.

Un acto adicional de brutalidad envolvió el crimen: tras cometer el asesinato, los implicados ataron las piernas de Silva Bolívar y lanzaron su cuerpo al río, como si fuera un objeto sin valor humano. Sin embargo, la falta de humanidad y planificación en su ejecución no terminó ahí. Tras el crimen, Canelones y Álvarez regresaron a la vivienda del pastor para llevarse no solo objetos personales, sino también una moto y una motobomba de agua, herramientas que reflejan la naturaleza despiadada de su acción delictiva.

La captura de Canelones se produjo en el Barrio Tierra Santa, en el mismo municipio de Guanarito donde ocurrió el crimen. La acción del Cicpc fue efectiva: durante el arresto, se recuperaron documentos personales del pastor, lo que añade una capa más a la evidencia en su contra y demuestra las claras intenciones de robar y escabullirse tras un acto violento y trágico.

Ramón Ygnacio Silva Bolívar era un pilar de su comunidad, un pastor evangélico respetado que había dedicado su vida a apoyar a los habitantes de Galapaguito. Su trágica muerte ha dejado un vacío profundo y ha encendido el clamor de los residentes por justicia. Los vecinos y feligreses del pastor han expresado su dolor y su indignación, unidos en la lucha por el esclarecimiento total de este hecho que ha marcado un antes y un después en la seguridad local.

Con este caso, la comunidad no solo enfrenta la pérdida de un líder espiritual, sino también un llamado a la acción para garantizar un entorno más seguro. Los ciudadanos esperan que las autoridades continúen su labor de investigación y que otros responsables sean llevados ante la justicia. La comunidad de Galapaguito, unida en el recuerdo de Silva Bolívar, exige que la memoria de su pastor no sea olvidada y que se tomen medidas efectivas para combatir la violencia que ahora los acecha.

Este mes de mayo ha iniciado con una buena noticia para aquellos que desean viajar hacia la isla de Margarita desde el estado Trujillo, específicamente desde la ciudad de Valera, debido a Conviasa.

Conviasa anunció mediante sus redes sociales, la participación de vuelos los días martes y sábados hacia uno de los destinos más turísticos de toda Venezuela.

Conviasa anuncia apertura desde el mismo mayo

El Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos S.A. (Conviasa) anunció que a partir del próximo 17 de mayo inicia la ruta que conectará a la ciudad de Valera, Trujillo, con la isla de Margarita

El organismo informó en sus redes sociales que la periodicidad de los vuelos quedó establecida dos veces a la semana: martes y sábados.

En cuanto a los horarios de salida, se dice que la salida sería desde Valera a las 10 de la mañana, y con llegada hacia Porlamar a eso de las 11:30 de la mañana.

Por otra parte, el vuelo de retorno de Porlamar sería de 12:30 del mediodía, para estar en Valera a las 2 de la tarde.

La cotización de los vuelos se encuentra en bolívares, sin embargo, la mejor opción es revisar y planificar el viaje con anticipación para obtener mejores resultados. Parece una buena noticia, de cara a las próximas épocas de vacaciones. Es probable que la demanda aumente en los meses de julio y de agosto para la entidad trujillana.

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En un golpe demoledor a la corrupción y una cruda muestra de la penetración del crimen organizado en las instituciones encargadas de combatirlo, el Comisario General Luis Orlando Revilla Chirinos, máxima autoridad del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) en el estado Táchira, ha sido detenido. Fuentes extraoficiales, que rápidamente se extendieron como la pólvora, apuntan a su presunta y grave vinculación con redes de narcotráfico, un delito que precisamente debía perseguir desde su alta posición. El arresto, ejecutado por agentes del Grupo de Operaciones Especiales (Goes), una unidad de élite adscrita directamente al Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, subraya la seriedad de las acusaciones y la determinación de actuar al más alto nivel.

La operación que culminó con la detención de Revilla Chirinos tuvo un preludio crucial en el municipio Lobatera, también en el estado Táchira, según reportes del diario regional La Nación. Horas antes de que el jefe del CICPC-Táchira fuera aprehendido, un procedimiento policial en esta localidad resultó en la captura de tres funcionarios activos de la misma delegación estadal. Los detenidos fueron identificados como Honeide Dugarte Dugarte, José Daniel Moncada Zambrano y Yeferson Orlando Sierra Varela. Estos agentes no transportaban documentos o evidencia menor; en su poder se encontraron nada menos que 170 panelas de cocaína, astutamente camufladas dentro de cajas de cartón diseñadas para el transporte de huevos, una táctica que buscaba evadir la detección.

El hilo que conectó este importante decomiso con la cúpula del CICPC-Táchira comenzó a desenredarse gracias a la labor investigativa y periodística. El periodista Eligio Rojas, del diario Últimas Noticias, informó que tras la detención de los tres funcionarios en Lobatera, sus teléfonos celulares fueron incautados y sometidos a experticias forenses. Fue el análisis de estos dispositivos el que reveló comunicaciones comprometedoras que apuntaban directamente a su superior, el Comisario General Luis Orlando Revilla Chirinos, sugiriendo una posible coordinación o conocimiento de las actividades ilícitas.

Una vez que las pruebas preliminares establecieron este vínculo, las autoridades procedieron con la detención del jefe del CICPC-Táchira. Inmediatamente después de su arresto, Revilla Chirinos fue trasladado a la ciudad de Caracas, la capital del país, donde se espera que enfrente un proceso de destitución formal de su cargo y sea presentado ante los tribunales competentes para responder por las graves acusaciones de narcotráfico y corrupción. Las investigaciones, lejos de concluir, se encuentran en pleno desarrollo, buscando desentrañar la magnitud de esta presunta red criminal enquistada en uno de los principales cuerpos de seguridad del Estado venezolano.

Este escandaloso suceso no solo representa la caída de un alto funcionario, sino que también proyecta una sombra de duda sobre la integridad de las instituciones encargadas de velar por la ley y el orden. La implicación de un jefe policial en actividades de narcotráfico es una traición directa al juramento de proteger y servir a la ciudadanía, y socava profundamente la confianza pública. La respuesta contundente de las autoridades, a través del Goes, envía un mensaje de que la corrupción interna no será tolerada, independientemente del rango. Sin embargo, el caso también subraya la urgente necesidad de mecanismos de depuración y control más estrictos dentro de los cuerpos de seguridad para prevenir que este tipo de situaciones se repitan y para restaurar la fe de los venezolanos en quienes deben ser sus protectores. La lucha contra el narcotráfico es compleja y ardua, pero se vuelve infinitamente más difícil cuando el enemigo está dentro de casa.