Internacional
Gustavo Petro: “Si fracaso, las tinieblas arrasarán con todo”
El presidente electo de Colombia, en su primera entrevista a un medio internacional, habla de los peligros a los que enfrenta su Gobierno y revela las claves de sus planes con la narcoguerrilla, los militares, la subida de impuestos a los más ricos y el papel de la Iglesia en la paz

Gustavo Petro supo que iba a ser presidente de Colombia a las 16.20 del domingo 19 de junio. Al salir el tercer boletín del conteo electoral, con el 4,47% de los votos escrutados, tuvo la certeza de una victoria largamente anhelada. Solo, en su habitación, mientras afuera atronaban los gritos de su círculo de confianza, sintió una especie de derrumbe interior que él describe como un “sopor profundo”. “Cuando cae todo, cuando te abandona la adrenalina, es como si te cayera un edificio encima. Yo me tiré en la cama”, dice.
Gustavo Petro, de 62 años, habla sentado desde un mullido sofá de su casa de Chía, en una urbanización a 15 kilómetros de Bogotá. Viste americana ligera, camisa cuello Mao, jeans y zapatos de hebilla. Superado el sopor, que confiesa que le duró dos días, se lo ve relajado, mucho más que cuando era candidato. De vez en cuando se toca la medalla de San Benito, regalo del Papa, que luce en su muñeca izquierda, y a la mayoría de las preguntas contesta sin demasiados circunloquios, algo que antes era casi imposible. Transmite una calma interior que solo tiene un punto de fuga: cuando un asunto lo agita, zapatea contra el suelo, enfatizando el final de la frase. Lo hace al hablar de la pobreza, el gran capital y la reforma tributaria, una medida que promete sacar adelante lo antes posible y que al actual presidente, Iván Duque, le costó una sublevación popular. “Las reformas se hacen el primer año o no se hacen”, señala quien el próximo 7 de agosto será el primer presidente de izquierdas de Colombia.
Pregunta. ¿Por qué ha tardado tanto Colombia en tener un presidente de izquierdas? ¿No siente que, si usted falla, se van a cerrar las puertas a otros candidatos en el futuro?
Respuesta. Si yo fallo, vienen las tinieblas que arrasarán con todo, y yo no puedo huir.
P. ¿A qué tinieblas se refiere?
R. Hemos lanzado un desafío formidable. Era poco probable que yo pudiera llegar vivo al final del proceso electoral. Y ahora, si mi Gobierno establece las condiciones de la transición, lo que sigue es una nueva era. Y si fracasamos, lo que viene, por ley física, es la reacción. Y una reacción de la que Uribe no es el protagonista. Los ciclos vitales cambian. Hay círculos organizándose alrededor del fascismo. No los vamos a agredir, por ahora, nada de eso, sino que vamos a tener en cuenta que esto está pasando.
P. Usted fue guerrillero, perteneció al M-19. Quería llegar al poder mediante las armas. Ha llegado al poder por el concurso de los votos…
R. He llegado al Gobierno…
P. A la presidencia. ¿Se equivocó usted de joven?
R. Gustavo Petro. No Eso es como preguntarse si se equivocó Bolívar al levantarse en armas contra España y fundar una república. Es la historia. ¿Hubiera podido ser de otra manera? Vaya usted a saber. ¿Bolívar hubiera podido ser Gandhi? Todo eso son juegos mentales. Digamos que nosotros nos levantamos en armas contra una tiranía y el producto de eso es la Constitución del 91, que hicimos nosotros y otros. Y yo soy el Gobierno de la Constitución del 91. Esa es la historia. Siempre se puede decir que esto pudo ser así o asá, pero la historia no es post, siempre es antes. Se toman decisiones y la historia avanza.
P. Ha mencionado usted el riesgo físico. ¿Teme que pueda haber un atentado?
R. Siempre se teme. Siempre hay posibilidades violentas. Hay que disminuirlas. Eso existe.
P. Su proyecto se va a encontrar con resistencias. Por ejemplo, en el ejército, su máximo responsable, el general Eduardo Zapateiro, lo criticó en plena campaña. ¿Qué va a hacer con él?
R. Las cúpulas van saliendo. En cada Gobierno hay cambios. Esta cúpula estuvo muy imbuida por la línea política del Ejecutivo que finaliza. Pero este camino es insostenible y vuelve víctima a la misma fuerza pública, que ha sido conducida a perpetrar actos dantescos contra los derechos humanos. Lo que nosotros proponemos llevará a la fuerza pública a un mayor fortalecimiento democrático.
P. ¿No teme usted ningún gesto adverso por parte del generalato?
R. Hay corrientes de extrema derecha que hay que eliminar. Algunos andan pregonando golpes de Estado y cosas por el estilo. Pero mire, dentro del ejército no hay unas facciones amigas de Gustavo Petro, hay facciones amigas de la Constitución. Y es lo que hay que desarrollar, un ejército que obedezca la Constitución, independientemente de los gobiernos que pasen.
P. Colombia muestra una división clara. ¿Qué va a hacer para superar esa fractura?
R. He convocado un gran acuerdo nacional para tratar de construir un clima político diferente. Charlaré con Álvaro Uribe y con Rodolfo Hernández. Es el momento de hacer reformas, no de dejar las cosas como están. Hay que evitar la confrontación sectaria y abrir un diálogo civilizado. Y también hay que buscar la paz. El clima político puede incentivar o amortiguar la violencia. Uno de mis propósitos es alcanzar el máximo de paz posible en Colombia.
P. ¿Cómo será su trato con la oposición?
R. No vamos a construir un Gobierno que persiga a la oposición. Nosotros hemos sido víctimas de eso. El sistema de inteligencia no se va a dirigir hacia la oposición, sino hacia la corrupción. Si ellos van sintiendo confianza en nuestro Gobierno y en que no habrá persecución y que se les va a respetar en el ámbito político, personal y familiar, creo que podemos construir. Ellos también podrán hacer una oposición como tienen derecho a hacerla: controlando a nuestro Gobierno.
Gustavo Petro supo que iba a ser presidente de Colombia a las 16.20 del domingo 19 de junio. Al salir el tercer boletín del conteo electoral, con el 4,47% de los votos escrutados, tuvo la certeza de una victoria largamente anhelada. Solo, en su habitación, mientras afuera atronaban los gritos de su círculo de confianza, sintió una especie de derrumbe interior que él describe como un “sopor profundo”. “Cuando cae todo, cuando te abandona la adrenalina, es como si te cayera un edificio encima. Yo me tiré en la cama”, dice.
Gustavo Petro, de 62 años, habla sentado desde un mullido sofá de su casa de Chía, en una urbanización a 15 kilómetros de Bogotá. Viste americana ligera, camisa cuello Mao, jeans y zapatos de hebilla. Superado el sopor, que confiesa que le duró dos días, se lo ve relajado, mucho más que cuando era candidato. De vez en cuando se toca la medalla de San Benito, regalo del Papa, que luce en su muñeca izquierda, y a la mayoría de las preguntas contesta sin demasiados circunloquios, algo que antes era casi imposible. Transmite una calma interior que solo tiene un punto de fuga: cuando un asunto lo agita, zapatea contra el suelo, enfatizando el final de la frase. Lo hace al hablar de la pobreza, el gran capital y la reforma tributaria, una medida que promete sacar adelante lo antes posible y que al actual presidente, Iván Duque, le costó una sublevación popular. “Las reformas se hacen el primer año o no se hacen”, señala quien el próximo 7 de agosto será el primer presidente de izquierdas de Colombia.
Pregunta. ¿Por qué ha tardado tanto Colombia en tener un presidente de izquierdas? ¿No siente que, si usted falla, se van a cerrar las puertas a otros candidatos en el futuro?
Respuesta. Si yo fallo, vienen las tinieblas que arrasarán con todo, y yo no puedo huir.
P. ¿A qué tinieblas se refiere?
R. Hemos lanzado un desafío formidable. Era poco probable que yo pudiera llegar vivo al final del proceso electoral. Y ahora, si mi Gobierno establece las condiciones de la transición, lo que sigue es una nueva era. Y si fracasamos, lo que viene, por ley física, es la reacción. Y una reacción de la que Uribe no es el protagonista. Los ciclos vitales cambian. Hay círculos organizándose alrededor del fascismo. No los vamos a agredir, por ahora, nada de eso, sino que vamos a tener en cuenta que esto está pasando.
P. Usted fue guerrillero, perteneció al M-19. Quería llegar al poder mediante las armas. Ha llegado al poder por el concurso de los votos…
R. He llegado al Gobierno…
P. A la presidencia. ¿Se equivocó usted de joven?
R. No. Eso es como preguntarse si se equivocó Bolívar al levantarse en armas contra España y fundar una república. Es la historia. ¿Hubiera podido ser de otra manera? Vaya usted a saber. ¿Bolívar hubiera podido ser Gandhi? Todo eso son juegos mentales. Digamos que nosotros nos levantamos en armas contra una tiranía y el producto de eso es la Constitución del 91, que hicimos nosotros y otros. Y yo soy el Gobierno de la Constitución del 91. Esa es la historia. Siempre se puede decir que esto pudo ser así o asá, pero la historia no es post, siempre es antes. Se toman decisiones y la historia avanza.
P. Ha mencionado usted el riesgo físico. ¿Teme que pueda haber un atentado?
R. Siempre se teme. Siempre hay posibilidades violentas. Hay que disminuirlas. Eso existe.
P. Su proyecto se va a encontrar con resistencias. Por ejemplo, en el ejército, su máximo responsable, el general Eduardo Zapateiro, lo criticó en plena campaña. ¿Qué va a hacer con él?
R. Las cúpulas van saliendo. En cada Gobierno hay cambios. Esta cúpula estuvo muy imbuida por la línea política del Ejecutivo que finaliza. Pero este camino es insostenible y vuelve víctima a la misma fuerza pública, que ha sido conducida a perpetrar actos dantescos contra los derechos humanos. Lo que nosotros proponemos llevará a la fuerza pública a un mayor fortalecimiento democrático.
P. ¿No teme usted ningún gesto adverso por parte del generalato?
R. Hay corrientes de extrema derecha que hay que eliminar. Algunos andan pregonando golpes de Estado y cosas por el estilo. Pero mire, dentro del ejército no hay unas facciones amigas de Gustavo Petro, hay facciones amigas de la Constitución. Y es lo que hay que desarrollar, un ejército que obedezca la Constitución, independientemente de los gobiernos que pasen.
P. Colombia muestra una división clara. ¿Qué va a hacer para superar esa fractura?
R. He convocado un gran acuerdo nacional para tratar de construir un clima político diferente. Charlaré con Álvaro Uribe y con Rodolfo Hernández. Es el momento de hacer reformas, no de dejar las cosas como están. Hay que evitar la confrontación sectaria y abrir un diálogo civilizado. Y también hay que buscar la paz. El clima político puede incentivar o amortiguar la violencia. Uno de mis propósitos es alcanzar el máximo de paz posible en Colombia.
P. ¿Cómo será su trato con la oposición?
R. No vamos a construir un Gobierno que persiga a la oposición. Nosotros hemos sido víctimas de eso. El sistema de inteligencia no se va a dirigir hacia la oposición, sino hacia la corrupción. Si ellos van sintiendo confianza en nuestro Gobierno y en que no habrá persecución y que se les va a respetar en el ámbito político, personal y familiar, creo que podemos construir. Ellos también podrán hacer una oposición como tienen derecho a hacerla: controlando a nuestro Gobierno.
P. ¿Y tiene capacidad parlamentaria para aprobar una reforma legal para facilite la negociación en términos judiciales?
R. En este momento, sí.
P. ¿Le preocupa que pase el tiempo?
R. Sí. Las reformas se hacen el primer año o no se hacen.
P. ¿La tributaria también?
R. La tributaria tiene que ser este año.
P. ¿Y no teme un estallido social como le pasó a Iván Duque?
R. No, porque esta reforma no recaerá sobre el bolsillo del pueblo, sino sobre las capas privilegiadas.
P. ¿Y piensa llamar al gran capital, a los empresarios y banqueros para abrir con ellos un diálogo?
R. De eso trata el gran acuerdo nacional. Nosotros vamos a reformar la ley tributaria y los hemos invitado a discutir el tema. El sistema tributario colombiano es relativamente progresivo hasta la clase media alta, que paga más impuestos que la clase media, que paga más impuestos que la clase popular. Pero más arriba de la clase media alta se encuentra la injusticia. Un banquero paga menos impuestos proporcionalmente que la secretaria de su oficina. Y eso no puede ser así. Se trata de que haya progresividad hasta el final. Eso disminuiría el déficit fiscal, mejoraría las condiciones macroeconómicas y permitiría financiar el avance en los derechos de la población colombiana. Eso es lo que yo considero el pacto social. Pasa por la voluntad del gran capital de pagar sus impuestos.
P. ¿Qué piensa de la OPA de Gilinski sobre el Grupo Empresarial Antioqueño?
R. Es la lógica del gran capital. Pero lo están haciendo bajo las normas colombianas. Y ante este tipo de disputas, la institucionalidad debe mantenerse en neutralidad total.
P. ¿Aunque venga apoyada por capital extranjero, de la familia real de Abu Dabi?
R. El gran capital no tiene patria.
P. Usted ha propuesto reanudar la relación diplomática con Venezuela y reabrir la frontera. ¿Con eso bastará?
R. Es un tema complejo que no va a solucionarse de la noche a la mañana con reiniciar las relaciones diplomáticas. En Venezuela hay millones de colombianos que necesitan resolver sus cuestiones consulares, de títulos, papeles…, y aquí hay dos millones de venezolanos con sus propios problemas. Hay que ayudar a los que quieran retornar. Y los venezolanos que se quieran quedar en Colombia, deben gozar de derechos, no simplemente de protección migratoria, sino de derecho a la salud, a la educación, a la atención infantil, a la convalidación de un título… Todo eso hay que establecerlo. Lo mismo pasa con los colombianos que quedaron huérfanos en Venezuela. Hay tal magnitud de problemas acumulados, que el esfuerzo ha de ser muy grande para que las cosas vuelvan a la normalidad.
P. Hay exiliados venezolanos, activistas y periodistas perseguidos por el régimen chavista, que temen que al restablecerse las relaciones puedan ser extraditados a Venezuela.
R. No, para nada.
P. ¿Eso no va a ocurrir?
R. Para nosotros los derechos humanos son fundamentales. La primera discusión que yo tuve con Hugo Chávez en vida, y la última quizás antes de que muriese, fue precisamente sobre el respeto al sistema interamericano de derechos humanos, que para quienes hemos estado en la oposición en Colombia es valiosísimo. Muchos le debemos—incluido yo mismo—la vida. Y Chávez decidió sacar a Venezuela del sistema…
P. ¿Y no piensa que a Venezuela le iría mejor con un sistema democrático de plenas garantías y otro presidente?
R. A Venezuela le iría mejor si su pueblo dialoga entre sí, en toda su pluralidad, y si son ellos los que toman sus decisiones sobre las elecciones y sus mecanismos. Nosotros lo que tenemos es que ayudar.
P. Hay quien habla de un nuevo eje progresista en América Latina, formado por los presidentes de México, Argentina, Chile, ahora Colombia y en el futuro quizá Brasil. ¿Se siente usted identificado?
R. Yo diría que son dos fases. Una primera basada en los combustibles fósiles, que podríamos llamar la fase de Chávez. Hubo como una edad de oro del bienestar social, pero que era insostenible, porque se sustentaba en el petróleo. Todo eso se derrumbó. Ahora, toca abandonar la economía de fósiles, desligarnos del petróleo, carbón y gas, y cimentar el desarrollo sobre la base de la producción y el conocimiento. En esto el progresismo no es que sea muy claro en América Latina. Pero para mí no se puede construir ninguna visión progresista de la sociedad sobre la economía fósil, porque la economía fósil es la muerte. Hay que plantearse un nuevo modelo de desarrollo en América Latina, esa es nuestra función en la agenda, nuestro legado. Y ese va a ser el tema de discusión en ese eje.
P. ¿Y tiene capacidad parlamentaria para aprobar una reforma legal para facilite la negociación en términos judiciales?
R. En este momento, sí.
P. ¿Le preocupa que pase el tiempo?
R. Sí. Las reformas se hacen el primer año o no se hacen.
P. ¿La tributaria también?
R. La tributaria tiene que ser este año.
P. ¿Y no teme un estallido social como le pasó a Iván Duque?
R. No, porque esta reforma no recaerá sobre el bolsillo del pueblo, sino sobre las capas privilegiadas.
P. ¿Y piensa llamar al gran capital, a los empresarios y banqueros para abrir con ellos un diálogo?
R. Gustavo Petro De eso trata el gran acuerdo nacional. Nosotros vamos a reformar la ley tributaria y los hemos invitado a discutir el tema. El sistema tributario colombiano es relativamente progresivo hasta la clase media alta, que paga más impuestos que la clase media, que paga más impuestos que la clase popular. Pero más arriba de la clase media alta se encuentra la injusticia. Un banquero paga menos impuestos proporcionalmente que la secretaria de su oficina. Y eso no puede ser así. Se trata de que haya progresividad hasta el final. Eso disminuiría el déficit fiscal, mejoraría las condiciones macroeconómicas y permitiría financiar el avance en los derechos de la población colombiana. Eso es lo que yo considero el pacto social. Pasa por la voluntad del gran capital de pagar sus impuestos.
P. ¿Qué piensa de la OPA de Gilinski sobre el Grupo Empresarial Antioqueño?
R. Es la lógica del gran capital. Pero lo están haciendo bajo las normas colombianas. Y ante este tipo de disputas, la institucionalidad debe mantenerse en neutralidad total.
P. ¿Aunque venga apoyada por capital extranjero, de la familia real de Abu Dabi?
R. El gran capital no tiene patria.
P. Usted ha propuesto reanudar la relación diplomática con Venezuela y reabrir la frontera. ¿Con eso bastará?
R. Gustavo Petro. Es un tema complejo que no va a solucionarse de la noche a la mañana con reiniciar las relaciones diplomáticas. En Venezuela hay millones de colombianos que necesitan resolver sus cuestiones consulares, de títulos, papeles…, y aquí hay dos millones de venezolanos con sus propios problemas. Hay que ayudar a los que quieran retornar. Y los venezolanos que se quieran quedar en Colombia, deben gozar de derechos, no simplemente de protección migratoria, sino de derecho a la salud, a la educación, a la atención infantil, a la convalidación de un título… Todo eso hay que establecerlo. Lo mismo pasa con los colombianos que quedaron huérfanos en Venezuela. Hay tal magnitud de problemas acumulados, que el esfuerzo ha de ser muy grande para que las cosas vuelvan a la normalidad.
P. Hay exiliados venezolanos, activistas y periodistas perseguidos por el régimen chavista, que temen que al restablecerse las relaciones puedan ser extraditados a Venezuela.
R. Gustavo Petro. No, para nada.
P. ¿Eso no va a ocurrir?
R. Gustavo Petro. Para nosotros los derechos humanos son fundamentales. La primera discusión que yo tuve con Hugo Chávez en vida, y la última quizás antes de que muriese, fue precisamente sobre el respeto al sistema interamericano de derechos humanos, que para quienes hemos estado en la oposición en Colombia es valiosísimo. Muchos le debemos—incluido yo mismo—la vida. Y Chávez decidió sacar a Venezuela del sistema…
P. ¿Y no piensa que a Venezuela le iría mejor con un sistema democrático de plenas garantías y otro presidente?
R. Gustavo Petro a Venezuela le iría mejor si su pueblo dialoga entre sí, en toda su pluralidad, y si son ellos los que toman sus decisiones sobre las elecciones y sus mecanismos. Nosotros lo que tenemos es que ayudar.
P. Hay quien habla de un nuevo eje progresista en América Latina, formado por los presidentes de México, Argentina, Chile, ahora Colombia y en el futuro quizá Brasil. ¿Se siente usted identificado?
R. Gustavo Petro. Yo diría que son dos fases. Una primera basada en los combustibles fósiles, que podríamos llamar la fase de Chávez. Hubo como una edad de oro del bienestar social, pero que era insostenible, porque se sustentaba en el petróleo. Todo eso se derrumbó. Ahora, toca abandonar la economía de fósiles, desligarnos del petróleo, carbón y gas, y cimentar el desarrollo sobre la base de la producción y el conocimiento. En esto el progresismo no es que sea muy claro en América Latina. Pero para mí no se puede construir ninguna visión progresista de la sociedad sobre la economía fósil, porque la economía fósil es la muerte. Hay que plantearse un nuevo modelo de desarrollo en América Latina, esa es nuestra función en la agenda, nuestro legado. Y ese va a ser el tema de discusión en ese eje.
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Cortesía: Elpais.com
Internacional
MILEI SIGUE A TRUMP: ARGENTINA FUERA DE LA OMS

Para nadie es un secreto que el Gobierno de Argentina comandado por Javier Milei, está directamente conectado con las pretensiones políticas de los Estados Unidos y Donald Trump.
Desde este mes de febrero, Argentina sale de la OMS. La información fue dada a conocer desde un vocero oficial de la llamada Casa Rosada en la Argentina.
Javier Milei saca a la Argentina de la OMS
La Organización Mundial de la Salud no pasa por su mejor momento mediático, ni de financiamiento. Según el criterio del presidente argentino, Javier Milei, la OMS ha quedado a deber con su propósito a cumplir, quedando en evidencia por el trato que entregó a todo el mundo, durante la pandemia del COVID19.
“Hemos decidido salir de un organismo tan nefasto y que fue el brazo ejecutor de lo que fue el mayor experimento de control social de la historia”, escribió en sus redes sociales.
La salida de Argentina se convierte en una bandera de la derecha
La salida de la OMS está en línea con la posición anticuarentena que siempre sostuvo Milei y que en buena medida lo hizo popular entre la derecha, cuando hace cinco años se sumaba a las manifestaciones contra el encierro por el COVID19.
De igual manera, hace apenas unas horas, también los Estados Unidos decidió abandonar su participación en la Organización Mundial de la Salud.
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Internacional
6 muertos en avión estrellado en Philadelphia

Si la noticia ocurrida en el aeropuerto de Washington era más que negativa en los últimos días, los titulares estadounidenses han despertado nuevamente con la noticia de un avión siniestrado en Philadelphia.
Era un avión pequeño y comercial, que tenía como destino acudir a México. Todos los tripulantes, eran de nacionalidad mexicana.
Avión estrellado en Philadelphia
Un avión médico se estrelló frente a un centro comercial en una zona residencial al noreste de Filadelfia. En la zona de Roosevelt Boulevard y Cottman Avenue, cayó este avión médico que llevaba a bordo, 6 personas.
Los encargados de dar a conocer la noticia fue la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos. Había en la aeronave, un paciente pediátrico, un acompañante y 4 tripulantes. No hubo ningún sobreviviente.
El avión parece haber hecho llamas en el mismo aire, y terminó cayendo apenas 3 kilómetros después de haber salido del aeropuerto principal que se tiene en Filadelfia. Cayó aproximadamente, a las 6:00 de la tarde en hora local de esa ciudad estadounidense.
Avión tenía como objetivo llegar a México
La nave que acabó siniestrada fue un Learjet 55. Un avión de negocios que incluye dos motores y una gran autonomía de vuelo. Aunque el mismo salió desde el Noreste de Filadelfia, el mismo tenía como objetivo pasar por el Aeropuerto Nacional Springfield-Branson, en Misuri, donde haría escala, hasta llegar a Tijuana.
Adicional a los que se encontraban en el avión directamente, hubo al menos 6 personas más que se vieron afectadas por el impacto. Aunque no existen mayores detalles, se sabe que ya 3 fueron de alta, y las otras 3, han respondido de la mejor manera a los tratamientos hechos.
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Internacional
¿Qué hacía un agente de Donald Trump en Venezuela?
Los primeros acuerdos dieron como resultado la libertad de al menos 6 ciudadanos estadounidenses

Richard Grenell, enviado para Misiones Especiales de Trump, publicó en sus redes sociales que había hecho un encuentro con el mandatario Nicolas Maduro en el palacio de Miraflores en Caracas, Venezuela.
Aunque no se sabe cuales fueron los beneficios obtenidos por el gobierno venezolano, se supo que fueron liberados al menos 6 estadounidenses que estaban detenidos en el país.
Especulaciones hablan de que podría haber sido un acercamiento para tratar temas de las deportaciones hechas por el gobierno estadounidense.
Donald Trump dio las gracias a Ric Grenell
A través de la red social X, el presidente Trump no solo celebró el encuentro, sino la noticia de que estarían estadounidenses volviendo al país: «Me acaban de informar que traeremos a seis rehenes a casa desde Venezuela. Gracias a Ric Grenell y a todo mi personal. ¡Buen trabajo!».
Postura del Gobierno de Venezuela
El gobierno venezolano emitió un comunicado en el que aseguró que el encuentro se produjo a petición de la Casa Blanca y que en la reunión se abordaron «diversos temas de interés para ambos países. Algunos de los temas a tratar fueron migración, impacto negativo de las sanciones económicas contra Venezuela, ciudadanos estadounidenses incursos en delitos en territorio nacional.
Además, también se habló de la integridad del sistema político venezolano. Según Caracas, en la reunión «se ratificó la necesidad de darle un giro a las relaciones» entre ambos países.
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